Contra la ciudad adjetivada (XXIV) Ciudad patrimonial

Antigua vista de la esquina de las calles Cerrito y Zabala en Montevideo

En los documentos oficiales de HABITAT existen infinitos “conceptos” de: ciudad sustentable, ciudad segura, ciudad inteligente, ciudad resiliente, ciudad humana, ciudad democrática, ciudad amigable, ciudad competitiva, ciudad autónoma, ciudad innovadora, ciudad creativa, ciudad del conocimiento, ciudad de la palabra, ciudad dormitorio, ciudad universitaria, ciudad de las artes, ciudad emergente, ciudad equitativa, ciudad inclusiva, ciudad histórica, ciudad de oportunidades, ciudad sostenible, ciudad compacta, ciudad sustentable, ciudad patrimonial, ciudad de todos, ciudad dispersa, ciudad educadora, ciudad vieja, ciudad verde, ciudad a escala humana...
Fernando Carrión, 20161

El patrimonio, en su origen, es todo aquello conferido al haber propio por nuestro padre. En la actualidad, se entiende por tal el conjunto de bienes tenido en propiedad por una persona, familia o comunidad.
La constitución histórica concreta de toda ciudad hace al patrimonio un elemento estructurador consustancial; toda ciudad posee el suyo de hecho, aunque el matiz diferencial es el reconocimiento social de esta circunstancia. Por eso, las ciudades hacen caudal de su memoria histórica a través de la conservación de relictos significativos de su pasado. Al inventario de tales relictos suele designársele hoy como patrimonio histórico de la ciudad.
El problema con esto es que la verdadera historia de una ciudad es, significativamente y en todo caso, la peripecia de la tensión entre el cambio y la perduración.

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