Emociones en patrones de habitar (VI: Cruces)

Luigi Loir (1845- 1916) Un lugar de París (s/f)

Los cruces están tan henchidos de emoción que a las circunstancias especialmente señaladas se las moteja de cruciales.

A los cruces les adviene, casi siempre, la sorpresa: acceder a un cruce de caminos es señalar el itinerario con una novedad. Una esquina es una oportunidad de encuentro, de comunicación, de intercambio y también es el punto en donde nuestro errar puede adoptar como suyo una u otra dirección. Por ello es de persona prudente afrontar todo cruce con entereza de ánimo para que allí se revele la epifanía fausta o infausta. Por ello es de persona criteriosa una actitud circunspecta ante el advenimiento del encuentro de sendas: será ocasión ya de convergencias o ya de divergencias. Por ello las encrucijadas deben proliferar para que cada quien tenga la oportunidad de entremezclar su andar y se verá luego qué sucede con ello.

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