Contra la ciudad adjetivada (XXIII) Ciudad compacta

Joaquín Torres García (1874- 1949) Paisaje de ciudad (1918)

En los documentos oficiales de HABITAT existen infinitos “conceptos” de: ciudad sustentable, ciudad segura, ciudad inteligente, ciudad resiliente, ciudad humana, ciudad democrática, ciudad amigable, ciudad competitiva, ciudad autónoma, ciudad innovadora, ciudad creativa, ciudad del conocimiento, ciudad de la palabra, ciudad dormitorio, ciudad universitaria, ciudad de las artes, ciudad emergente, ciudad equitativa, ciudad inclusiva, ciudad histórica, ciudad de oportunidades, ciudad sostenible, ciudad compacta, ciudad sustentable, ciudad patrimonial, ciudad de todos, ciudad dispersa, ciudad educadora, ciudad vieja, ciudad verde, ciudad a escala humana...
Fernando Carrión, 20161

La expresión ciudad compacta es usada por gente con amplia solvencia profesional —tal como en el caso del geógrafo Jordi Borja— para significar, en el fondo, la ciudad tal como se la evoca, no sin nostalgia, antes de su actual disolución por obra de las formas tardocapitalistas de producción del hábitat contemporáneo.
En la actualidad asistimos a una agonía tanto de las ciudades históricas como tales, así como a las ideas que la representan. Vivimos tiempos interesantes. La compacidad es apenas una característica entre muchas, pero se señala ante la rarificación de los lugares urbanos que extienden por el territorio una entidad que está perdiendo su calidad intrínseca de ciudad. Borja habla, con razón, de una urbanización sin ciudad que nos conduce al más poblado de los vacíos.
Pero también aquí es preciso aclarar, en honor a la verdad y el rigor que el recurso de la adjetivación encubre más que ilustra una situación compleja y preocupante. El desafío de la hora es, más que nunca, redefinir qué es una ciudad y si de esta operación puede obtenerse una rectificación radical del rumbo de lo urbano.

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