Reescrituras (XXXVI): Sensaciones de confort en la piel

José Malhoa (1855- 1933) Praia das Maçãs (1918)

No es posible juzgar el confort si no es con las sensaciones palpitantes en la propia piel. Y juzgar lo confortable es un juicio de valor insustituible en arquitectura.

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La arquitectura debe reivindicar para sí una estética propia y específica, fundada en las sensaciones de la piel y el tacto y con el confort como valor estésico diferencial.
Para ello mucho de las asunciones teórico-estéticas de la arquitectura deben ser revisadas a fondo y sometidas a una deconstrucción crítica. Porque, si se trata de arquitectura efectivamente vivida, no puede abordarse como un especial arte plástico. En la arquitectura, las formas no son ya masas y espacios ni estructuras tectónicas en sí mismos, sino que constituyen vínculos entre estas masas, espacios y tiempos con el vivir palpitante del cuerpo humano.


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