Reescrituras (XXXV): Un lugar soñado en donde valga la pena el despertar

Anders Zorn (1860- 1920) Despertar (1920)

A esto es que tenemos derecho. A un lugar soñado en donde valga la pena el despertar.
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Como existentes tenemos un doble derecho.
Por una parte, tenemos derecho a proyectarnos hacia el lugar que habitamos. El lugar que efectivamente ocupemos con nuestra presencia es, entonces, primero  y siempre un proyecto y sólo luego una realización contingente de ese proyecto.

Por otra, tenemos derecho a  que este lugar concreto tenga las condiciones habitables adecuadas para que el proyecto subsista indemne, aún si la adecuación, la dignidad y el decoro no son, de momento, satisfactorias: podrán llegar a serlo, no sin esfuerzo.

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