Dimensiones de la habitación del atravesamiento de umbrales


Albert Edelfelt (1854 1905) En la puerta (1901)

Atravesar un umbral tiene una realidad tenue, evanescente y breve.
Por otra parte, tiene una dimensión simbólica bien asentada. Cruzar un umbral significa, en no pocas ocasiones, una instancia especialmente señalada de cambio de naturaleza, de conocimiento o de condición. El atravesamiento nos vuelve diferentes de un modo que tiene mucho de irremediable. Una vez adquirido el estatuto de cognoscente, nos es casi imposible volver a la ingenuidad que ha quedado atrás del límite. Atravesando umbrales es que uno muta en iniciado.
Pero es en la dimensión imaginaria que el gesto primordial de vencer una frontera adquiere todo su potencial. Por ello, cada pasaje, cada entrada tiene que ser especialmente acondicionada para que propicie la ensoñación activa. Así, cada atravesamiento de umbral contiene el valor existencial propio que merece tal empresa.

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