Charles-
François Daubigny (1817- 1878) Tormenta
inminente (1874)
Habitamos
la tierra, pero por lo general sólo la hollamos como una figura: dejamos al
suelo (edafos) a las plantas y la profundidad de su seno (tafos) al inframundo.
Habitamos
la atmósfera, ciertamente, pero dejamos el cielo a los signos de lo
proveniente: los dioses, lo que nos cae (meteoros),
lo que deseamos o lo que vendrá.
Charles-
François Daubigny (1817- 1878) La villa
de Kérity en Bretagne (1878)
En
verdad, habitamos el límite entre la tierra y el cielo: habitamos un horizonte,
habitamos el horizonte cabe cielo y
tierra.
El
horizonte no sólo nos sucede, también le ponemos cuerpo y le conferimos lugar:
el nuestro.
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