Egon Schiele
(1890- 1918) La familia (1918)
“Casi
todos necesitamos una casa”, es una falsa obviedad. En realidad casi todos
demandamos un lugar al que volver, lo
que, aparentemente es más vago. Sin embargo, si se piensa bien, resulta mucho más
preciso.
Disponer
de una cosa construida que es una casa
es apenas una parte de la real demanda humana por lugares para vivir. En el
fondo, demandamos un vecindario, un paisaje, un contexto, una senda segura y
agradable para volver a casa, al lugar en que solemos habitar, día tras día. Y
como no todos volvemos de la guerra, demandamos casi todos nosotros una ciudad
en donde trabajar, cultivarnos, esparcir y proliferar nuestra condición de
seres sociales y políticos. Con respecto a aquellos que por fin vuelven de una
guerra, es esperable que ansíen, en el fondo del corazón, un lugar para
olvidarla y también empezar a volver a casa.
La
casa es apenas el punto de destino de todos los caminos que necesitamos habitar
y construir para volver, día tras día. El sistema de lugares y sendas para
volver a casa es lo que concreta y verdaderamente necesitamos y demandamos.
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