Los
llamados conjuntos habitacionales
—agregados de residencias servidas sumariamente por una elemental
infraestructuras de servicios básicos dotadas, en el mejor de los casos con un
ámbito contenedor reunitivo denominado genéricamente Salón de Usos Múlttiples— constituyen tejidos anómalos
que irrumpen en la trama urbana, generando disrupciones en ésta.
Constituyen
un caso de urbanización o poblamiento que, antes que desarrollar la ciudad en
su complejidad, atenta contra su continuidad orgánica.
¿Hay
alternativas?
Debe haberlas, y
podrían nominarse semillas urbanas,
esto es, estructuras abiertas al desarrollo de servicios y espacios
interactivos que vuelvan una locación residencial en una efectiva vida de
barrio.
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