Cuando llegue la reconstrucción
de Alepo, en Siria, ¿que deberán hacer los arquitectos sirios? El tiempo y sus
lacras no se borran. Los edificios no acaban de revivir. Pero ¿cabe acabar con
la historia? La historia siempre es una construcción. Integra y desdeña hechos.
Busca un relato coherente y que eche luz sobre lo que ha ocurrido. No se puede
culpar a los ciudadanos por haber querido reencontrarse con su ciudad-
convertida de pronto en un sueño. Pero lo que existe causa un cierto malestar,
como si se hubiera querido ocultar qué aconteció. La solución no es fácil;
quizá sea imposible. La destrucción acaba con una ciudad y lo que vuelve a
surgir ya no es una ciudad viva sino una ciudad embalsamada. Más ¿quién tiene
derecho a negar a los habitantes a cerrar los ojos? Y al olvidar
Pedro
Azara, 2016
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