Aisthesis arquitectónica con el concurso de Juhani Pallasmaa (XXVI)


Josep Masana (1892-1979)

Existe una fuerte identidad entre la piel desnuda y la sensación de hogar. La experiencia del hogar es esencialmente una experiencia de calidez íntima. El espacio de calidez alrededor de una chimenea es el espacio de la intimidad y confort finales. Marcel Proust ofrece una descripción poética de un espacio hogareño tal como se siente por la piel: "[Una] especie de alcoba impalpable, de cálida caverna abierta en el mismo seno de la habitación, zona ardiente y móvil en sus contornos térmicos" . Para mí, el sentido de vuelta a casa nunca ha sido tan fuerte como cuando veía una luz en la ventana de la casa de mi infancia en un paisaje cubierto de nieve al anochecer, la memoria del interior que suavemente calienta mis miembros congelados. El hogar y el placer de la piel se convierten en una sensación singular.
Pallasmaa, 2005

Toda teoría factible del confort arquitectónico se debería escribir sobre la piel humana.
¿Hasta qué punto la casa significa, en su fundamento último, una sagrada calidez íntima? No se trata en este caso de una sofisticada y extraña intuición, sino de una sensación tan tenue como familiar. Quizá si dejáramos hablar al cuerpo con su voz propia éste nos revelaría las claves que estamos buscando con la vista perdida en las direcciones equivocadas.
Es necesario sentir la arquitectura con la piel, prestar oídos a sus mensajes y, sobre todo, pensar en consecuencia.

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