Romualdas
Pozerskis (1951)
El cuerpo sabe y recuerda. El
significado arquitectónico deriva de las respuestas y reacciones arcaicas que
el cuerpo y los sentidos recuerdan. La arquitectura tiene que responder a los
rasgos del comportamiento primigenio conservados y transmitidos por los genes.
La arquitectura no sólo responde a las necesidades intelectuales y sociales
funcionales y conscientes del habitante de la ciudad actual; debe también
recordar al cazador y agricultor primigenio que se oculta en el cuerpo.
Nuestras sensaciones de confort, protección y hogar están enraizadas en las
experiencias primigenias de innumerables generaciones. Bachelard las llama
"imágenes que hacen salir lo primitivo que hay en nosotros", o
"imágenes primordiales” “La casa natal ha inscrito en nosotros la
jerarquía de las diversas funciones de habitar. Somos el diagrama de las
funciones de habitar esa casa en concreto y todas las demás casas no son más
que variaciones sobre un tema fundamental. La palabra hábito es una palabra
demasiado gastada para expresar ese enlace apasionado de nuestro cuerpo que no
olvida la casa inolvidable", escribe sobre la fuerza de la memoria
corporal.
Pallasmaa,
2005
La
hipótesis es seductora.
Aquí se
ha sostenido que es el cuerpo humano vivo y en movimiento el arquitecto
primordial del lugar. Puede que mucho aprendamos sobre la arquitectura si
fuésemos capaces de arrojarnos al abismo interior, allí donde pudieran oírse
las voces —primigenias, arcaicas, fundamentales— del cuerpo y de su núcleo
sensible más íntimo.
Trabajaremos
encarnizadamente sobre esta hipótesis.
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