Viejas cuestiones (XXIV): Proyecto y diseño

Le Corbusier (1887- 1965) Villa Savoye (1929)

Diseñar es darle forma al futuro del mundo en que vivimos. Sin embargo, por muchos motivos, esto parece una empresa desesperanzadora fundada en los fracasos de nuestros predecesores, afirma Tim Ingold.
¿Es verdad que diseñar es darle forma al futuro del mundo en que vivimos?

Lo que le confiere forma efectiva al futuro de nuestro mundo es el proyecto, no el diseño. La distinción entre el proyecto y el diseño es sutil, por cierto, pero inequívoca.
Un proyecto se lanza —por su virtud específica de advenir pro-yecto— hacia adelante, hacia un estado propiamente futuro. Nosotros mismos somos proyectos: somos los lanzadores, la lanzadera y el proyectil. Nuestra condición es siempre hipotética, conjetural, inacabada.
Pero un diseño es una conclusión, un cierre, un acabado. La forma diseñada encierra, constriñe, sofoca cualquier alternativa: se es de cierta forma, toda posibilidad se extingue en ese momento.

Un diseño es una concreción de un presente que en el momento de sacrificar las alternativas fracasa irremisiblemente.

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