A confesión de parte (IV)


La Sebastiana, residencia de Pablo Neruda en Valparaíso

“Siento el cansancio de Santiago. Quiero hallar en Valparaíso una casita para vivir y escribir tranquilo. Tiene que poseer algunas condiciones. No puede estar ni muy arriba ni muy abajo. Debe ser solitaria, pero no en exceso. Vecinos, ojala invisibles. No deben verse ni escucharse. Original, pero no incómoda. Muy alada, pero firme. Ni muy grande ni muy chica. Lejos de todo pero cerca de la movilización. Independiente, pero con comercio cerca. Además tiene que ser muy barata ¿Crees que podré encontrar una casa así en Valparaíso?”
Pablo Neruda, 1959
A la condición solitaria de la casa se le agrega, ya considerando a las personas en sí mismas: Vecinos, ojala invisibles. No deben verse ni escucharse.
La casa debe, entonces, confinarse mediante muros contrainformativos. Debe desarrollarse bajo cubierta de una campana de intimidad puesta a salvo, Debe apartarse del frenesí y escrutinio de los Otros.
Pero los Otros, no obstante, denotan su cercanía discreta.

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