Ludwig
Dittweiler (1844- 1891) Claustro italiano con monjas (1888)
A
diferencia del furtivo escurrirse por el pasillo, la galería honra el
desplazamiento.
Si
por un corredor, el viandante apenas construye un expeditivo mecanismo de
andar, es por una galería donde el esfuerzo de caminar se recompensa con el más
decoroso de los acondicionamientos arquitectónicos. De allí que la regla de la
galería no estribe en la brevedad de su profundidad perspectiva, sino en los
ritmos que propone al deambular.
Las
galerías, en suma, vuelven amables los pasos y allí radica su intrínseco valor.
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