Elio Ciol (1929)
En lo
que toca a la experiencia estética del habitar, la primera operación
metodológica es la plena inmersión del sujeto en el lugar.
La
plenitud de la inmersión comprende la totalidad de los sentidos y tiene como
principio abandonar la pura visibilidad acostumbrada. Mirar siempre constituye
una distancia entre el sujeto y su objeto, mientras que una inmersión implica
el decidido buceo en la atmósfera del lugar, en el paisaje sonoro, en la
miríada de texturas.
Habitar
el lugar desde la perspectiva estética implica a todo el cuerpo y ningún
estímulo ambiental debe ser soslayado.
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