Antoni Arissa
(1900-1980)
Santiago
de Molina ha señalado[1],
con su lucidez habitual, que la arquitectura proviene de una tensión entre la estrategia del proyecto y la táctica de la
habitación. Hay en la realidad efectiva de aquello que llega a ser
arquitectura viva algo de batalla, en donde, creo, la vida termina decidiendo
la suerte de la lid. Porque cada lugar destinado a ciertas cosas, termina
siendo implementado con las pasiones amorosas de los habitantes, que crecen y se
reproducen, la más de las veces, en los intervalos impensados por todo plan. Y
es una suerte para la vida, así como un silencioso desconcierto de la
arquitectura de los lugares.
Por
esto es de sabios proyectar una arquitectura de pliegues, de hondos intervalos,
de umbrales, donde la vida subvertirá incluso tal estrategia.
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