Estética del habitar (III)


Elio Ciol (1929)

De los movimientos recíprocamente implicados de la inmersión y la impregnación de los habitantes en su lugar resulta una síntesis que no dudaremos en designar como cognición. En efecto, el conocimiento del lugar habitado —tanto el primario y empírico, así como el elaborado y racional— suponen una síntesis del vaivén crónico entre los juegos, estrategias y tácticas propios del lugar y de su habitante.
Así, el conocimiento profundo de la propia situación emerge entre la indagación anhelante del sujeto y de la respuesta estética y poética del lugar conformado por una estructura que le confiere forma y significado.

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