Christian Coigny
(1946)
Sólo
cuando el atrezo está compuesto es que la vida puede tener lugar.
El
atrezo se compone según la adecuación funcional tanto de los elementos en sí
como en sus relaciones mutuas, también según las reglas de la etiqueta que dan
la nota de dignidad a cada situación y según, en fin, a las previsiones del
decoro. De esta manera, las cosas útiles de la vida ofrecen al habitante unas
estructuras mediadoras entre los lugares físicos y las coreografías cotidianas.
Pero aún es sólo un conato de vida.
La vida
sucederá sólo cuando el habitante tenga lugar en su mesa, afirmado en su silla,
sirviéndose de su mesa cubierta por el decoroso mantel y asistido por su
servilleta. La vida sucederá cuando los objetos consigan significar, en los
hechos, lo que portan como signos. La vida sucederá en ocasión en donde los
cuerpos de las personas afirmen y nieguen, a la vez y con su presencia
inquietante, el orden necesario de las cosas.
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