Christian Coigny
(1946)
No hay nada en este mundo que no
tenga un momento decisivo
Cardenal
de Retz, citado por Henri Cartier-Bresson
La luz
dibuja, incansable. Hasta que el fotógrafo descubre el instante decisivo.
Es
entonces que las cosas revelan sus secretas afinidades, sus cualidades más circunspectas,
sus silenciosos conciertos. La magia de la fotografía consiste en un hurto
furtivo de instantes. Tal contravención no penable por la ley se vuelve virtuosa
cuando nos permite reparar en aquello que el flujo del tiempo trata como evento
efímero y que la conciencia apenas registra en su crónica desatención.
Es por
obra del escamoteo de momentos decisivos que podemos aprender a volver al manar
de la vida con unas contundentes advertencias sobre la contextura sosegada de
las cosas.
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