A título de autocrítica (I)

Dentro de las llamadas políticas sociales del estado aparece esa compleja entidad denominada política de vivienda.
En nuestro país, cada vez que se inaugura un nuevo gobierno, el ministerio del ramo elabora un ambicioso Plan Quinquenal. Este suele constituir un documento que incluye un balance de lo actuado, un diagnóstico de situación y directivas, objetivos y metas. En el Plan vigente en el período 2015-2019 se afirma:

La incidencia de la vivienda y el entorno habitacional con la construcción de una sociedad más integrada, es indiscutible. Una política habitacional debe habilitar y promover procesos de integración social, de seguridad, oportunidades educativas, laborales, culturales y de condiciones sanitarias adecuadas, pues ello redunda en mejores condiciones de vida para el conjunto de la población.

Probemos con un sencillo procedimiento crítico:
  1. La incidencia de la vivienda y el entorno habitacional con la construcción de una sociedad más integrada, ¿es indiscutible?
  2. ¿Una ‘política habitacional’ es la caracterización pertinente de una política adecuada?
  3. ¿Esta o qué otra forma de política debe habilitar y promover procesos de integración social?
  4. ¿Es siempre cierto acaso que una política habitacional redunda en mejores condiciones de vida para el conjunto de la población?
A pensarlo.

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