Un monumento, como una obra de arte, responde a un
fin, tiene sentido, y no es un capricho, pero la función a la que atiende no es
evidente. No es gratuito, pero tampoco es un objeto de uso. Objeto o acción
enigmática, plantea cuestiones acerca de su existencia. Se puede vivir sin él,
incluso mejor, porque un monumento es molesto. Plantea preguntas que no siempre
queremos tener presentes.
Pedro
Azara, 2016
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