Vincent Colyer
(1825- 1888) Poblado Moqui en Arizona
(1871)
Cada
habitante, en su concreta implementación habitable de su lugar, constituye una
realidad mucho más rica y compleja que la de un simple usuario.
Reducir
la condición del habitante a la de un usuario es una operación análoga y bastante
conectada con la subsunción del sujeto en un consumidor. La consideración
positiva de la implementación habitable muestra que el habitante concreto no se
limita a consumir la arquitectura, la ciudad y el territorio, sino que los
consuma.
En
efecto, ni la arquitectura, ni la ciudad, no los territorios son lugares sin la
consumación material, funcional y simbólica que realiza el sujeto habitante.
El
habitante es el que, con su presencia, estancia y tránsito le confiere valor
intrínseco, de usos y simbólicos tanto a las cosas construidas, como a los
órdenes y escalas superiores del hábitat. Una cosa construida, para advenir
arquitectura, debe ser dotada de sentido preciso y concreto por quienes la
habitan. Edificios, calles, plazas y parques constituyen ciudad sólo por el
otorgamiento de significados urbanos por la comunidad que los puebla. La tierra
acaece como territorio por el imperio concreto de sus moradores.
Un
edificio recién terminado sin estrenar es una arquitectura aún en construcción.
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