Vasily
Vereshchagin (1842- 1904) Una ventana al
jardín en Chuguchak (1870)
De
los recursos arquitectónicos para habitar un paisaje, el recurso del enmarcado
es, con mucho, el más sutil. Un enmarcado circular es extraordinario.
El
recurso del enmarcado tectónico ejerce una primaria función didáctica: el
paisaje no es el todo, sino aquella parte
del todo que organiza nuestra percepción. A esta función se agrega la de propiciar la percepción: lo que aparece
en el vano es digno de verse y así se presenta. El vano circular, en este
sentido, concentra la visión y vuelve admirable lo contemplado.
Conviene
detenerse en esta actitud ante el paisaje y a la percepción resultante: a los
arquitectos quizá no nos corresponda pintar o reproducir el paisaje, ni
conferirle forma y color, pero sí la misión comprometida con la articulación
del lugar del hombre y su ambiente, según éste —y aquél— aparecen.
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