Foyer de la
Ópera Garnier
Las ceremonias suponen composiciones
cualitativamente superiores de rituales a las que se asignan ciertos
significados socioculturales explícitos. Se trata en este caso de una
formulación superior y sobresignificada de la conducta. Por una parte, se trata
de elaboraciones más complejas que los rituales, pero, a costa de esto, dotadas
de un significado más específico y menos rico en connotaciones. Las ceremonias,
de este modo, constituyen formas plenas dotadas de significado en un contexto
sociocultural dado y suponen síntesis de la realización eficaz cuanto apropiada
de las cosas como deben ser realizadas.
Casi
no hay circunstancia decisiva en nuestras vidas que no adopte la forma, más o
menos pormenorizada o solemne, que una ceremonia: nacer, ingresar a cualquier
ámbito institucional, cumplir ciertos aniversarios, culminar procesos,
consagrar alianzas, incluso morirse. El mundo lo tenemos arreglado para poder
desarrollar estas ceremonias en ámbitos apropiados, en instancias especialmente
señaladas, en contextos que le confieran su preciso significado.
La
arquitectura de los lugares aparece especialmente acondicionada para las
secuencias ceremoniosas en donde cada gesto particular contribuirá para la
configuración efectiva de actos socialmente eficaces. Cabe reflexionar en qué
medida la arquitectura y el ornato de un foyer teatral se adecua a la ceremonia
civil de distenderse en el entreacto de la obra, allí donde vagan las miradas y
las actitudes y donde los extraños buscan, de modo discreto, encontrarse a sí
mismos en vagas comunidades de personas que buscan ser algo más que un agregado
informe de público asistente.
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