Ottilie
Roederstein (1859- 1937) Autorretrato con
llaves (1936)
Una llave es una clave. Abre y
cierra puertas. Convierte un espacio en un lugar de acogida o una cárcel. Una
llave es necesaria para habitar. Las puertas que dan a la calle -y las que
guardan secretos y tesoros- tienen un cerrojo. Las casas se entregan "llaves
en mano". La llave es el signo de la posesión, para bien y para mal. Los
guardas poseen siempre un manojo de llaves. La llave [es]
el medio gracias al cual nos
establecemos.
Pedro
Azara, 2016
Mientras
que los muros clausuran un recinto, las hojas de las puertas abren y cierran. Porque pueden abrirse, pueden también
cerrarse con más contundencia aún que la nuda materialidad del paramento, ha
observado ya Georg Simmel.
Tener
en la palma de la mano una llave es tener un poder nimio, pero oportuno. Residir
es, en apretado resumen, disponer del medio con el que abrir y cerrar un
recinto en el que nos encontramos a título de amo y señor.
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