El lugar del hombre es su espacio vital, el que él
construye a lo largo de su vida y en el que ha de formar su morada. No se trata
de un lugar físico. Es un lugar que se edifica con nuestro comportamiento y nuestras acciones. Por eso, más bien se
relaciona con lo que los griegos denominaban ethos. Ethos significa el
territorio, el mundo particular, el lugar adecuado para cada cosa. Hay un lugar
físico y hay también un espacio biológico. El agua es el "lugar" de
los peces, el aire es el "lugar" de las aves, etc. Y también hay un
lugar del hombre. Pero éste trasciende tanto la significación física como la
biológica. El lugar del hombre no es el lugar en el que está, sino el
"ámbito" que él configura con su propia conducta. Los clásicos lo
entendían como un espacio práctico.
Miquel
Bastons, 1994
Miquel
Bastons, (1994). “Vivir y habitar en la ciudad” en Anuario Filosófico, 1994 (27), 541-556
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