Reescrituras (XXIV): Lugares reducidos

Rutilio di Lorenzo Manetti (1571- 1639) San Jerónimo escribiendo (s/f)

Hay que colmatar el lugar, poblarlo exhaustivamente, aplicarse a aquello-que-uno-tiene-que-hacer. Todo lo demás, sobra. A esto se reduce el habitar, para algunos.

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Hay en el ejercicio profesional de la arquitectura un ensañamiento cruel con la vida humana: consiste en constreñirla en el ámbito más reducido posible.
Ciertas lógicas impelen al conjunto de la sociedad a producir los habitáculos más estrechos que consigan encerrar el espacio justo apenas para no sucumbir en la asfixia o la angustia. Algunos, sólo allí se detienen.
En la época heroica del Movimiento Moderno se convirtió en blasón la consecución del denominado Existenzminimum, so pretexto de la penuria económica, principalmente de las clases populares. La vivienda mínima fue objeto de minucioso estudio y sistematización. La arquitectura se desembarazó entonces del ornamento superfluo y también de los recovecos, de las antesalas, de todo aquello bueno-para-nada. Los arquitectos se aplicaron a hacer-aquello-que-uno-tiene-que-hacer, infligiéndole no pocas sevicias al sueño de vivir.

Quizá en un futuro, ciertas coerciones arquitectónicos lleguen a ser considerados atentados delictivos contra los derechos humanos. Me gustaría verlo.

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