Reescrituras (XXV): Agua clara y purificadora

Lilian Genth (1876- 1953) En lo profundo del bosque (1910)

Oigamos a alguien especialmente lúcido: El agua evoca en primer lugar la desnudez natural, la desnudez que puede guardar una inocencia (Bachelard, 1942)

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Hay un profundo sentido originario en la pureza propia del agua límpida.
Es el elemento propicio a la purificación ritual, a la ablución redentora, al sagrado gesto de refrescar el ánimo. Es el espejo primordial que nos indicará nuestra originaria situación entre las cosas. Es también el medio inquietante de las misteriosas entidades que pueblan lo fluido. Es, asimismo, eso que mana sin cesar, rindiendo su imagen a la intuición superior del tiempo.

El agua, clara y purificadora, es un elemento peculiarmente noble para habitar en su necesaria y gozosa proximidad.

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