Bert Teunissen
(1959)
Estar
en casa implica habitar con plenitud una atmósfera dotada de un tono aromático
que la identifica y distingue. La peculiar manera de entender y desempeñar
tanto la limpieza como la producción de los alimentos le confieren a la casa su
condición de región más transparente del aire. Y esto de la región más trasparente del aire, expresión acuñada por el
escritor mexicano Carlos Fuentes, no debe entenderse aquí en su diafanidad
visual, sino olfativa. Estar en casa es asentarse en el lugar en donde las cosas
dejan de oler, para transformarse en un fondo perceptivo.
El
umbral de la casa es la instancia en donde el caos osmotópico del mundo cede al
orden querido y debido por sus moradores. Los lugares de la casa guardan las
fragancias que identifican más exacta y sinceramente a sus habitantes. En el
umbral de la casa se inspira la carta de presentación de la casa.
Mientras
andamos por el mundo, nos orientamos en un proceloso mapa de fragancias y
mefitismos y sólo cuando trasponemos el umbral de nuestra casa recobramos la
página que tenemos como documento en blanco, a disposición para inscribir
nuestra impronta propia y que los demás apreciarán de modo por demás
circunspecto.