Signos

En los lugares que habitamos proliferan los signos de nuestra condición.
Son signos de identidad: nuestra fisonomía propia tiene un sentido peculiar en el contexto en donde nos hallamos inmersos. Nuestro lugar nos identifica tanto o más que nuestro vestuario.
Son también signos de memoria. El lugar señalado por el hábito es un sitio tanto vivido como recordado. Las cosas de nuestro mundo abundan en marcas de la vida que las ha implementado día tras día.
Por último, son asimismo signos de referencia. Cada sitio es habitado mediante una referencia mutua entre gentes y lugares. El significado de las actividades de los actores radica en sus relaciones con el escenario disponible

Una semiótica del habitar debe reconocer y describir con rigor teórico todos estos signos.

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