Lugares de demora

Todo lo que hacemos en el lugar en donde habitamos puede reducirse, en lo fundamental a marchar y parar, de modo alternado.
Constituye un tópico pensar en la vida como un tránsito, mientras que, de otro modo, se existe de modo peculiarmente intenso en aquellos lugares en que nos detenemos a pensar. Después de todo, las decisiones más importantes al respecto de la marcha —la orientación, el modo, el motivo— se discurren en la demora de los lugares de parada.

Que se dispongan aquí y allá lugares para la estancia pensativa será en un no lejano futuro, reivindicaciones sociales tanto más agudas cuanto más frenético se vuelva el pulso de la vida cotidiana.

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