Para
los constructores parece que la conformación del lugar se consigue
interponiendo amparos materiales tales como muros, suelos y cubiertas.
Pero
debe observarse que se emplean energías. Por cierto, no sólo las obvias
empleadas en el trabajo constructivo.
También
hay arquitecturas trazadas por la interlocución diestramente tramada, por la
iluminación selectiva, por la disposición de zonas de calor y frescura.
El
rumor de una confidencia genera una esfera acústica localizada y amparada por
el apaciguamiento de las ondas. Una lámpara baja ofrece un lugar distinguido de
las regiones de sombra. El calor del hogar abierto apenas llega a comprender
una esfera circundante. Así también se da forma a los espacios.
La conformación energética
de los lugares les confiere la palpitación propia de la vida.
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