El cofre, sobre todo el cofrecillo, del que uno se
apropia con más entero dominio, son objetos que
se abren. Cuando el cofrecillo se cierra
vuelve a la comunidad de los objetos; ocupa su lugar en el espacio exterior;
pero ¡se abre! Entonces, este objeto que se abre es como diría un filósofo
matemático, la primera diferencial del descubrimiento. Estudiaremos en un
capítulo ulterior la dialéctica de lo de dentro y lo de fuera. Pero en el
instante en que el cofrecillo se abre, acaba la dialéctica. Lo de fuera queda
borrado de una vez y todo es novedad sorpresa, desconocido. Lo de fuera ya no
significa nada. E incluso, suprema paradoja, las dimensiones del volumen ya no
tienen sentido porque acaba de abrirse otra dimensión: la dimensión de
intimidad.
(Gaston
Bachelard, 1957)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario