Oïkos, en grec ancien, dit à la fois ce que nous nommons « maison »
(bâtiment où l’on habite), « patrimoine » (biens meubles et immeubles possédés
par une communauté ou un individu) et « famille » (ceux qui vivent sous le même
toit)
Roger-Pol Droit,
«Qu’est-ce qui, de la maison des Grecs, habite encore silencieusement
les nôtres ?»,
Oikos
merodea errando por nuestras casas.
Si
bien ni los edificios son hoy lo que eran entonces, los patrimonios se han
transformado en forma tanto como en contenido y aún la noción de familia no
deja de mutar, sometida a vigorosas vicisitudes, algo de oikos yace, como un
origen fantasmal en nuestra residencia.
Con
todos los cambios sufridos, apenas queda de la idea preñada de significados el
contenido de origen, de polo del que parten todas las sendas: oikos apenas es una entidad fantasmática
que va condensándose en un centro palpitante.
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