Lars Hansen
(1813- 1872) La escuela de arte de
Gothenburg (1843)
El arte tiene la bonita
costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas.
Marcel
Duchamp
En la
actualidad el firme vínculo entre la idea
de arte y la de producción se ha deshilachado hasta volverse casi
irreconocible. Adjudicamos al artífice una vocación y capacidad para llevar al
ser a algo, aunque éste no realice ninguna acción de índole artesana, esto es,
la efectuación de la obra de arte proviene ahora de actividades mucho más amplias y diversas
que la pura manipulación. El artista encuentra, selecciona, reposiciona,
propone, repropone…
La más que célebre Fuente de Marcel Duchamp ha inaugurado
múltiples ocurrencias en donde se intervienen
urinarios públicos con fines no sólo sarcásticos. Podemos preguntarnos si cada
uno de nosotros, cuando hace uso acostumbrado de tal adminículo, no realiza
tanto una obra de arte o, al menos, un comentario crítico al respecto.
Adam Engelhart
(s/d) Orinal en la calle (2006)
El
buen sentido puede inclinarse a considerar que el arte se ha disuelto en la
totalidad de la vida humana, en cada uno de sus aspectos. Sin embargo, en la
actualidad, sólo ciertas ocurrencias se consideran arte. En el fondo, parece
haber un encantamiento civilizatorio que se conforma con una definición
puramente nominal de lo artístico. Arte
es lo que se designa, en un marco social y económicamente restringido a priori,
con tal nombre.
Llegados
a este punto, no falta quien anuncia la muerte
del arte. Acaso lo que esté muriendo no sea el arte en sí, sino una cierta
idea sobre éste: en tal caso la idea clásica de tekné podría quizá renacer metamorfoseada.
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