Lothar von
Seebach (1853 -1930) Dama en su balcón (1905)
A
través de los vanos es que irrumpen las novedades en los interiores habitados.
Mientras
que los muros y las cubiertas ciegan, aíslan y confinan, las ventanas y puertas
abren los interiores a las novedades del mundo. Desde el interior, al atisbar a
través de los vanos, podemos desocultar los hechos del mundo que hemos dejado
fuera.
Como
resultan vanos practicables —se pueden cerrar y abrir, se puede dejar pasar la
luz, pero no tanto el sonido, se puede ventilar o detener el viento y otras
operaciones— esta apertura tiene sus modulaciones voluntarias que confieren
especial significado al habitar.
Así,
se pasa de la apertura a las revelaciones del ambiente a la clausura del
abrigo, de la admisión de las energías en forma plena e indiscriminada a la
cuidadosa selección de flujos e influjos. Se pasa de la recepción amistosa de
visitantes a la interposición de barreras a extraños.
Los
vanos dicen mucho del habitar porque participan intensas pasiones que se
revelan en sus atravesamientos.
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