Eastman
Johnson (1824- 1906) En casa (1873)
Una casa es el lugar donde uno
es esperado.
Antonio
Gala
Casi
a diario volvemos a nuestra casa y, por lo general, se trata de un pequeño
momento gratificante.
Tal
gratificación está, por cierto, menoscabada por la cotidianidad. Se repite
tantas veces que sólo cuando nos distanciamos recuperamos algo de sus emociones
genuinas.
Empezamos
a volver cuando abandonamos el compromiso público: abandonamos nuestro trabajo,
terminamos de hacer nuestras gestiones o compras, nos volvemos hacia el ámbito
privado antes con la atención que con nuestros pasos. Empezamos, entonces, con
un cierto cambio de ritmo, con unas ciertas reorientaciones, con las derivas de
las sendas de la vuelta.
En el
camino, la sucesión de regiones se vuelve cada vez más propia y frecuentada:
comenzamos por acceder al barrio, a las
cercanías, a los escenarios que no por nada denominamos familiares. Umbral tras
umbral, cruce tras cruce, vamos progresando en apropiación y referencia. Nos
empezamos a sentir en casa mucho antes de estar ante su puerta.
Hay
muchas maneras de caracterizar una casa. Pero definirla como el lugar donde uno es esperado es dar
con una expresión singularmente ajustada. Es que una casa no es un simple
recinto, no es una cosa apenas contorneada por sus muros divisorios, no es una
puerta que se nos abre de buena gana, es una estructura de lugares habitados en
donde se nos aguarda.
Y
entonces una casa es la emoción propia de aquellos que son esperados.
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