Louis Stettner
(1922- ) Comida (1952)
Si un lugar puede definirse
como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede
definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico,
definirá un no lugar.
Marc
Augé, 1992
El
antropólogo ha delineado con precisión tanto una caracterización del lugar, así
como la caracterización de lo que se define negativamente: el no-lugar.
Aquí
pondremos atención a estos lugares habitados por sujetos siempre a título de
transeúntes en donde la identidad, referencia y apropiación se vuelven
inestables, frágiles o incluso mudables. Allí los lugares se rarifican en su
condición. Esto quiere decir: no pueden considerarse, de modo riguroso,
no-lugares, pero tampoco completan su condición plena de lugares.
¿Es posible
que seamos testigos de una suerte de prolongada agonía o disolución de los
lugares? Contaba cierto profesor universitario que en sus tiempos de estudiante
y participando en una agitada manifestación callejera, un policía lo increpó
diciéndole: ¡Disuélvase!
Quién
sabe si no somos nosotros, los habitantes, que nos estamos disolviendo en meros
transeúntes.
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