¿Habitar o hábitat?

Homenaje del autor de este sitio a doña María Moliner

Vivimos en un tiempo y habitamos en la memoria. 
José Saramago
La naturaleza es la madre y el hábitat del hombre, aunque a veces una madrastra y un hogar hostil.
John Dewey

En este sitio se repite machaconamente un día sí y otro también: Teoría del Habitar.
¿Por qué no Teoría del Hábitat?
Los biólogos han tomado prestado el término hábitat del verbo habitar, soslayando que sólo el hombre habita. Estos estudiosos asimilan ‘habitar’ con ‘vivir’, lo que es inexacto. A pesar de ello, han difundido el uso del término hábitat como “lugar de vida”. Según un biólogo, de cuyo nombre no me acuerdo ahora, el hábitat de una especie es el sitio en donde uno espera encontrarla.
Puede pensarse que los términos habitar, vivir y morar es más o menos equivalente acompañarlos con locuciones como ahí, aquí, esto es, adverbios de lugar: habito aquí, vives allí, él mora en aquel lugar. Ahora bien, esta asociación común entre el verbo y el adverbio de lugar es tanto el elemento común, así como precisamente el criterio para señalar sus respectivos diferentes sentidos.
La pregunta que hay que hacer a estas locuciones, ya que las acompaña un adverbio de lugar, es ¿Dónde? Y responderemos en forma diferente según los términos respectivos. Donde un ser vivo vive es un ambiente, donde mora un sujeto es en una morada, mientras que uno habita siempre y propiamente un lugar. A la vida de la entidad viviente le viene muy reducida la dimensión del lugar o la morada: la vida sólo tiene sentido y desarrollo efectivo en el ambiente que la vuelve posible. Por su parte, morar es un caso particular del habitar, específicamente una morada. Ya sabemos que no sólo habitamos moradas sino también calles, plazas, puentes, esto es, lugares.

Me parece que el verbo ‘habitar’ no se ha mudado tanto su significado y uso diferencial frente a ‘vivir’. A causa de ello, me parece más adecuado desarrollar una Teoría del Habitar.

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