Son conocidos los precedentes y
paralelos del habitus bourdeiano, tanto como sistema de disposiciones, como en
tanto que esquemas de percepción, pensamiento y acción, de los cuales la
residencia y el instrumento no puede ser sino el cuerpo, cada cuerpo concreto.
Esa idea relativa a la somatización del contexto social en que se existe
deriva, en línea directa, de las habitualidades de Husserl, de las técnicas del
cuerpo de Marcel Mauss y del modo existencial de lo social del que habla
Merlau-Ponty, y se emparenta, por ejemplo, con el "cuerpo dócil" de
Michel Foucault o con la autocoacción de Norbert Elias. En cambio, acaso no se
ha profundizado en la deuda que ese concepto tan frecuentado por la filosofía y
más todavía, y gracias a Bourdieu, por la sociología, tiene, como tantos otros
debates presuntamente solo científicosociales, una fuerte raíz teológica, que
va más allá de constituir su antepasado para advertirnos del sentido último de
su vocación definitoria.
Manuel
Delgado, 2018
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