Marguerite Baker
Johnson
Habitar
con plenitud el horizonte supone conquistar un emplazamiento estratégico en el
paisaje.
Nunca
dejamos de poblar el horizonte, pero no en todas las ocasiones éste se nos
revela con la contundencia que sólo se consigue cuando alcanzamos a constituir
cabalmente el paisaje. Porque constituir el paisaje no es virtud de un sitio
físico de especial conformación, sino resultado de una actitud del sujeto
habitante. Tal actitud está definida por una especial asunción de un carácter,
el de fundacional. Es a partir de este carácter que la presencia del habitante
proyecta su estructura fundamental sobre el lugar y esta actitud se vuelve,
paso a paso, peculiarmente inquisitiva, heurística y compositora.
El
horizonte habitado se transforma en la primera línea constitutiva del paisaje
efectivamente constituido por obra de la expectación. Habitamos entonces todo
nuestro mundo desde un estratégico emplazamiento.
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