Kathleen Laraia
McLaughlin
Porque
el habitar es un arte, es una destreza que ha de aprenderse, desde sus
performances más sencillas.
Habitar
supone aprender a componer el gesto y la actitud corporal adecuada a cada
circunstancia. Existe una etiqueta apropiada a cada situación vital y los niños
observan con atención cada seña de los adultos, en una acechanza paciente y
constante. Según imiten o critiquen, así darán forma a sus formas propias de protocolo,
siempre en diálogo intergeneracional.
Pero en
todo caso, lo que siempre efectivamente se transmite es que no cualquier modal
es aceptable.
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