Debbie Caffery
(1948)
En
cualquier punto del laberinto en que nos encontremos, habitamos el camino de
vuelta.
Porque,
desde que adoptamos el hábito de la morada, siempre estamos volviendo a ella.
Todos los caminos conducen a casa y nunca nos privamos de regresar, sea con
nuestro desplazamiento, sea con nuestra memoria. El camino de vuelta se habita
emprendiéndolo tanto en el espacio como en el tiempo. Lo recorremos tanto hacia
atrás como hacia la vida ya vivida.
Y ya
nunca estaremos seguros si estamos yendo o de vuelta, salvo que nos amenace la
tormenta del mundo. Porque en este entonces, sí que será seguro que estaremos
volviendo, presurosos y anhelantes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario