Dimensiones de la buena vida (IV)


Mario Giacomelli (1925-2000)

No puede pensarse que la vida buena es un estado fijado a priori e invariable de condiciones objetivas y subjetivas, sino que conforma en todo caso un horizonte hacia donde se proyecta la propia condición humana del modo más directo y auténtico.
Como proyección, no se conforma con ser una pura efusión de deseos o de buena voluntad, sino que implica un compromiso político con el aseguramiento de las condiciones que consigan aproximarse en forma progresiva hacia este horizonte. Tampoco es una utopía en sí misma, sino un impulso hacia el necesario proceso de cambio que conduce los esfuerzos sociales. Como movimiento social y político, en definitiva, es una estrategia ética para su consecución, la que sólo se conseguirá, antes y después, en el desplazamiento autodirigido.
Navegar hacia la buena vida es necesario, a los efectos de que la vida efectivamente vivida sea, sólo de este modo, una buena vida.

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