Kristian Leven
Aparte
de una cierta profundidad interior, la buena vida también tiene importantes
dimensiones extra corporales.
Toda
vez que se habita un horizonte, en esa región se establece un punto propio,
hacia el que se conduce tanto la marcha como la existencia. Desde el confín del
punto propio en el horizonte acecha lo que vendrá. Hacia la aletheia, esto es, hacia aquello que
adviene más allá del horizonte dirigimos una especial atención expectante y nos
constituimos como acechantes sujetos volcados al futuro. Una buena vida es
aquella que se apropia por las buenas de aquello por hacer.
Tener
un porvenir es asunto de existentes, mientras que hacer propio lo que vendrá es
de sujetos consumados en su condición más entrañable.
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