Emmanuel Smague
(1968)
Por su
parte, la amplitud es una importante dimensión propia del confort relativo en
la buena vida.
El
cuerpo se complace en extender sus brazos hacia los costados, hasta comprender
toda la felicidad que cabe en su seno. Por ello es que expresamos nuestro
contento mediante el gesto de abrazar y por ello es que son las angustias nos
cierran el ademán. El lugar que nos hagamos en el mundo, si en verdad es bueno
para allí vivir, debe dejarnos ensanchar el alcance. Más aún, sólo aquel lugar
en donde podamos abrir el gesto es un lugar que en lo esencial resulta en la
posibilidad fundamental de una buena vida.
El
mundo y la vida dignos de ser vividos tienen comienzo donde y cuando nos
desperezamos a gusto y sin tasa.
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