Dimensiones de la buena vida (VIII)

Sebastián Salgado

La ideología burguesa muestra a una buena vida tal como si fuera una proliferación abundante de cosas y servicios a la mano emergiendo mágicamente y conseguida a través de un consumo ostentoso, fruto consecuente de una considerable acumulación de dinero.
Como ideología que es, resulta de un cernido falaz de rasgos. Las cosas no llegan mágicamente a quedar a la mano y no resultan todas y en cualquier circunstancia operaciones simples y empobrecedoras de consumo. El sentido de la buena vida es mucho más hondo que el mero consumo. En realidad, las cosas concurren hacia el lugar en donde poblamos por obra de un denodado esfuerzo humano tanto en términos de trabajo como de asignación de sentido. Las cosas llegan a nuestras manos con esfuerzo y con historias. Y una buena vida es aquella que confiere sustancia y conciencia a dichos esfuerzos e historias.

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