Sebastián
Salgado
La
ideología burguesa muestra a una buena vida tal como si fuera una proliferación
abundante de cosas y servicios a la mano emergiendo mágicamente y conseguida a
través de un consumo ostentoso, fruto consecuente de una considerable
acumulación de dinero.
Como
ideología que es, resulta de un cernido falaz de rasgos. Las cosas no llegan
mágicamente a quedar a la mano y no resultan todas y en cualquier circunstancia
operaciones simples y empobrecedoras de consumo. El sentido de la buena vida es
mucho más hondo que el mero consumo. En realidad, las cosas concurren hacia el
lugar en donde poblamos por obra de un denodado esfuerzo humano tanto en
términos de trabajo como de asignación de sentido. Las cosas llegan a nuestras
manos con esfuerzo y con historias. Y una buena vida es aquella que confiere
sustancia y conciencia a dichos esfuerzos e historias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario