Laszlo Moholy
Nagy (1895-1946)
La
convivencia social hace de la vida corriente un juego con sus campos, sus
reglas y sus sanciones.
El homo ludens, por su parte, se las
arregla siempre para jugar en la frontera borrosa comprendida entre el
territorio de las reglas y una plena condición libérrima. Ser liminar, el
sujeto vibra en su condición compleja de ingobernable sujetado. Siempre
palpitante y siempre desafiante, el sujeto se aplica denodadamente a cumplir
con desobediencia, a someterse indómito, a reverenciar el orden que vive
subvirtiendo.
La
buena vida se zarandea juguetonamente en las fronteras de las reglas.
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