Alex Majoli
(1971)
El
escritor peruano Ciro Alegría tituló una novela suya con una sentencia: El mundo es ancho y ajeno.
De esta
forma identificó, a la vez, la amplitud feliz del mundo, como tal, y la
enajenación como la condición intrínseca del pobre. La aflicción de la pobreza
radica en la imposibilidad de abrir los brazos para comprender en tal gesto la
dimensión propia del mundo, para
sumirse en la estrechez de aquel al que esta dimensión se le ha hurtado. Así el
humilde se postra sobre la parva morada de apenas su sombra, caída la mirada y
encogidos los brazos. El cuerpo es la señal de esa congoja fundamental.
Todo
hace sospechar que sólo se puede acceder a la plena existencia con el concurso
de una holgura local de reserva, con la provisión de un ámbito de generoso
desahogo local que permita, allí en el umbral, extender el gesto hasta
conseguir hacer efectivamente propio el mundo circundante.
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